martes, 20 de agosto de 2013

Prolycia Amyr

La primera luz del día entraba por la ventana del dormitorio e inundaba la habitación. El sonido de un despertador apagado, seguido de un sonoro bostezo, se unieron a la luz, llenando más la estancia. Una bonita anciana de cabello blanco se desperezaba en su cama con dosel; la cabeza de su última víctima, rodeada de sangre, le hacía compañía al otro lado de la cama.